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Cuando la Belleza Nos Detiene: Una Reflexión Sobre Imagen y Autoestima

¿Sabías que el 85% de las mujeres y el 79% de las niñas sienten que su autoestima corporal les impide vivir plenamente?

No es solo una cifra. Es una realidad que se siente en los silencios, en los “no puedo”, en las veces que decidimos no asistir, no hablar, no mostrarnos… porque no nos sentimos “suficientemente bien”.

Este dato forma parte del Informe Global sobre Belleza y Confianza de Dove (2016), y me tocó profundamente. Porque aunque han pasado algunos años desde que se publicó, sigue siendo dolorosamente vigente.

 La presión invisible que todas conocemos

Según este estudio, el 69% de las mujeres y el 65% de las niñas sienten presión constante de los medios y la publicidad para alcanzar estándares de belleza poco realistas. Y no es sorpresa: vivimos en un mundo donde lo “perfecto” se premia, se filtra, se edita… y se impone.

Y en medio de eso, muchas terminamos creyendo que valemos menos si no encajamos.

Cuando la imagen se convierte en una cárcel

He trabajado con mujeres maravillosas, brillantes, líderes… que no se atreven a usar una falda, entrar a una reunión virtual con cámara encendida, o simplemente mirarse al espejo sin críticas. No porque no sean capaces, sino porque su imagen externa no refleja la fuerza que llevan dentro.Y ahí es donde la asesoría de imagen consciente entra. No para cambiar lo que eres, sino para ayudarte a verte con nuevos ojos.

¿Y si te dijera que tu imagen no es el problema, sino una puerta?

Aquí es donde entra el coaching de imagen.
No para imponer un look.
No para ajustarse a un estándar.
Sino para acompañarte a transformar tu relación contigo misma desde el espejo.

Porque la imagen que realmente empodera no es la perfecta: es la coherente.
Esa que nace de conocerte, respetarte y atreverte a mostrarte como eres. La que no necesita validación externa, porque tiene propósito interno.

Cuando trabajamos tu imagen desde el coaching, algo poderoso sucede:

  • Empiezas a vestirte con intención, no por inercia.
  • Eliges colores que te dan energía, no los que ocultan.
  • Tomas decisiones desde tu autoestima, no desde la crítica.
  • Tu presencia cambia… porque cambia tu percepción.

Eso es transformación desde adentro hacia afuera. Y sí, se nota. Se siente. Se proyecta.

¿Qué pasaría si empezamos a vestirnos desde el respeto y no desde la autoexigencia?

Si tuviéramos la libertad de construir nuestra imagen desde la autenticidad, no desde el miedo al juicio, tal vez seríamos más libres. Más presentes. Más nosotras.

La imagen no debería ser una barrera. Debería ser un puente.

Un puente entre quién eres y cómo te muestras al mundo. Una extensión visible de tu autoestima. Un reflejo de tu historia, no una fachada que te esconda.

Tu imagen debe empoderarte y ser una herramienta estratégica de comunicación 

Lo que sí podemos hacer

  1. Cuestionar lo que consumimos: ¿Ese contenido me inspira o me hace sentir menos? ¿Es necesario que sea parte de mis pensamientos?
  2. Hablar con nuestras hijas, amigas y compañeras: Ayudémosles a ver su valor más allá del espejo.
  3. Elegir con conciencia: La ropa, los colores, los gestos… pueden ser aliados de tu bienestar si los eliges desde el amor propio y la conciencia.

Buscar ayuda si la necesitas: La asesoría de imagen no es frívola si nace desde el propósito.

Un llamado desde el corazón

No viniste a este mundo a encajar en moldes, viniste a ser tú.

Y si hay días en los que no te reconoces, no estás sola. Pero también hay caminos para reencontrarte. La imagen es uno de ellos.

Estoy aquí para acompañarte en ese proceso. No para que te veas “mejor”, sino para que te veas con amor, con fuerza y con verdad.

Porque mereces participar plenamente en tu vida. Sin filtros. Sin vergüenza. Con total presencia.

Con cariño y respeto,
 Patricia Machado

Bibliografía y fuentes consultadas

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